El lastre de estar "mamado"

Los cánones de belleza de una parte de la población, confunde a muchas personas haciendo creer que la ejercitación física para la construcción de músculo es la estética de la persona atléticamente resolutiva.

Se les llama «mamados, ‘‘cachas’’ o »mazados” a aquellos que lucen un cuerpo más allá de lo atlético. Comúnmente son los que tienen una masa muscular por encima de la media de los deportistas. El mamado destaca incluso estando vestido. 

Entrenando con acciones funcionales podrás obtener un cuerpo atlético, pero no destacable en volumen muscular como para que te etiqueten como el mamado de la familia.

Para estar mamado uno debe entrenar con objetivos estéticos.

Para la mayoría de aficionados al fitness, entrenar para el desarrollo muscular significa dedicar toda la energía y tiempo del que se dispone, a un alto porcentaje de ejercicios en los que unos músculos trabajan de manera aislada del resto del cuerpo. 

El objetivo es únicamente provocar el mayor daño muscular de reparación productiva posible. 

Eso fortalece el músculo, sin duda, pero dichos estímulos generarán adaptación a esfuerzos como los que se emplean para ganar esa misma masa muscular, en el caso de muchos practicantes, acciones de ejecución simple y repetitiva, en las que se optimiza la estabilidad del cuerpo por medios artificiales (máquinas de guías, palancas y poleas), limitando los trabajos de estabilidad y equilibrio y otras muchas cualidades motrices.

Aunque el levantamiento de peso por medio de acciones multiarticulares es la base para la buena construcción muscular, los aficionados a la musculación emplean cada vez más, máquinas para aislar unas partes del cuerpo de otras. Técnicas de movimiento opuestas a las que el cuerpo está diseñado.

Si quieres ser fuerte para entrenar fuerte en la sala de pesas, hazlo. Si quieres ser fuerte para resolver situaciones de alta intensidad en el mundo exterior, el camino es otro.

Cuando se alcanza la descompensación entre el desarrollo muscular y las habilidades como el equilibrio dinámico, reflejos y coordinación, el individuo pasa a ser pesado, lento y poco eficiente en acciones de resistencia con picos de intensidad.

La intensidad que puede desarrollar un mamado, podrá ser mucha, ciertamente, pero escasamente transversal, de mecha muy corta y muy cara en términos de gasto calórico, no sólo porque el músculo consume más oxígeno cuanto más grande es, sino que su volumen puede entorpecer la amplitud de movimiento.

Entiendo que cuando se busca estética se debe optimizar el trabajo para ese logro. No pretende ser funcional. Entiendo perfectamente al culturista. 

En cambio, la cultura popular suele escoger a modelos culturistas para encarnar a guerreros del pasado. Éstos no tenían una dieta ni un estilo de entrenamiento que aportara un desarrollo muscular tan pesado. 

Los actores y modelos que representan a guerreros del pasado, no cumplen con la estética de una persona que se a entrenado para la lucha.
Aunque la genética y la alimentación tienen mucho que decir, podemos concluir lo siguiente: a la izquierda tenemos un deportista entrenado para determinados fines estéticos. A la derecha un deportista entrenado para fines estéticos distintos al anterior o bien entrenado para optimizar sus capacidades atléticas en acciones lo más transversales posible.

Más allá de este grupo de deportistas, los aficionados a la musculación, que les gusta no solo aparentar, sinó ser fuerte, deberían plantearse si les vale la pena ir lastrados por la vida a cambio de lucir mayor volumen muscular, volumen que si se pusiera a prueba en una acción de supervivencia, sería más un lastre que una ayuda.

Más allá de la genética, un culturista natural suele tener un cuerpo con mayor masa muscular que un deportista polivalente, pero es mucho menos masivo que aquellos que usan productos farmacológicos.